miércoles, 18 de noviembre de 2009

La hora del asco

Utiliza las cosas que te suceden,
este leve mareo, la fuerza de voluntad.
El martillo hidráulico afuera,
adentro, teclas, imágenes.
Ricard habla por el móvil,
pasea arriba y abajo.
Una hora antes de salir en el reloj pixelado:
Qué hora más larga. Qué asco.
Material de oficina, coca-cola cero,
vasos comunicantes y excursiones al lavabo.
Alimentando a la máquina, maquinando.
Puteada y puteando.

Ruido de intestinos en PPP.
Vulevo a mirar la hora. Me rasco.
Todo lo que me interesa está en otro sitio.

4 comentarios:

  1. Una buena bomba en la oficina, sí señora.

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  2. oficinistas = el verdadero proletariado de hoy

    Yo lo soy y lo odio

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  3. Great.

    Lo peor es que una vez llegues al destino deseado terminarás opinando igual.

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  4. Yo también odio mi oficina. La mía y todas, pero especialmente la mía. Jeje. Me ha gustado el poema. Un saludo.

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