viernes, 23 de octubre de 2009

Lullaby

Duermes desnudo de cintura para abajo,
arriba, camiseta blanca de manga larga, si te destapas
no tendrás frío.
Duerme, mi niño.
Tú piel está muy caliente, la mía no. Templo mi culo en tu vientre, mis pies en los tuyos: Yo duermo desnuda del todo.
Intento adaptarme tu ritmo: inspiro el aire que tu vienes de exhalar;
aliento reciclado, aire tibio,
delicias de invierno.

Me atrapas entre tu cuerpo y la pared, no quepo.
Para no despertarte, me muevo despacio ¡cuidado, cuidado!
A veces no lo consigo, susurras una queja, exiges mimos.
O peor, gruñes y me das la espalda.
Da lo mismo. Tardarás medio minuto olvidarlo, contando con que te hayas enterado.
Sueñas sin hacer ruido. Eres mi hijo, mi padre y mi marido.
A veces me da por pensar que yo misma te he parido.
Rellena de ti en pequeñito,
que siempre he estado a tu lado, vigilando,
aún cuando no te conocía, para que no te hicieras daño.
¡Mi niño! ¡Sólo mío!
Me das la noche, no duermo.
Me das envidia.
Te miro mientras duermes, yo no tengo ese talento.
¿Se puede ser más bonito?
Estás durmiendo a mi lado y te echo de menos,
te echo de menos y tengo celos
de cuando no te conocía (qué tiempos)
¿lo entiendes?

No hay comentarios:

Publicar un comentario